Una hipoteca, o crédito hipotecario, es un préstamo del banco con el objetivo de que puedas financiar la compra, remodelación o reparación de un inmueble. Una vez aprobado el préstamo y hasta que se termine de pagar, la propiedad se mantiene a nombre del banco en forma de garantía. Esto quiere decir que si el responsable deja de pagar, la entidad financiera puede disponer del inmueble en cuestión, adueñándose de él e incluso rematándolo.
Entre los beneficios de utilizar esta modalidad, además de poder comprar una casa, están la posibilidad de realizar pagos parciales, contar con una asesoría personalizada por parte de un empleado del banco y la cobertura de un Seguro de desgravamen en caso de fallecimiento. Esto último es importante pues, en caso suceda, la deuda se cancela y los herederos no se ven afectados.
Las condiciones
El crédito hipotecario no cubre la totalidad de la deuda, es decir, si quieres comprar una casa, debes contar con un monto inicial que puede variar entre el 10% a 30% del valor total. Por su parte, el banco te presta el monto restante ya sea en dólares o en soles. En cuanto al tiempo que tienes para pagar, depende de la evaluación crediticia, pero puede ser entre 5 hasta 20 ó 30 años.
Lo que debemos tener en cuenta es que, si bien a mayor tiempo las cuotas serán más bajas, los intereses serán más altos. En cuanto al tipo de tasa que obtendrás, ésta puede ser fija o variable. Es decir, puede mantenerse igual durante todo el préstamo o cambiar según las condiciones del mercado. Usualmente, se recomienda mantener una tasa de interés fija en préstamos de largo plazo y una variable si se trata de periodos más cortos.
Al momento de elegir utilizar esta herramienta financiera debes evaluar los diferentes tipos que existen y así elegir la que más se acomode a ti. Entre las opciones están:
— Crédito hipotecario tradicional: es el crédito clásico y personal que brinda el banco a quien busca comprar una casa. En este caso, el inmueble en venta sirve como garantía de pago.
— Crédito hipotecario compartido: es un préstamo colectivo en el que un grupo comparte la deuda según el porcentaje que decidan entre ellos.
— Crédito hipotecario de construcción: es para aquellos que deseen realizar cambios en su inmueble (remodelar, ampliar).
Los requisitos
Asimismo, debemos tener en cuenta que hay que cumplir con una serie requisitos. Éstos pueden variar ligeramente dependiendo de la entidad con la que se trabaje y el tipo de hipoteca, pero principalmente giran en torno a:
— Contar con DNI o Carnet de Extranjería
— Estar en el rango de edad establecido por el banco (usualmente no más de 75 años)
— Sustentar tus ingresos
— Comprobante de tu domicilio actual (recibo de luz, agua, teléfono)
— Solicitud de inscripción del inmueble a adquirir
— Partida registral del inmueble e inscripción en la Sunarp certificada por un notario
Finalmente, debes saber qué pasa una vez terminado el pago de la deuda. Es indispensable acercarse a la Sunarp y solicitar el levantamiento de la hipoteca. De lo contrario, el inmueble seguirá apareciendo como garantía del préstamo y esto puede resultar en un problema, sobretodo si en algún momento quieres acceder a otra hipoteca o la modalidad de alquiler-venta. Para realizarlo, el responsable debe solicitar una minuta al banco donde se verifique el pago de la deuda y la aprobación del levantamiento. Una vez obtenido (puede demorar varios días), un notario será el encargado de extender una escritura pública con todos los detalles. Con ambos documentos, el propietario deberá hacer un pago a Registros Públicos y así se certificará el levantamiento.